Alma cuencana
Las recuerdo así: Las dos hermanas cuencanas, casadas con dos hermanos pastusos, eran el centro de la fiesta. Eran el eje de la alegría. y el núcleo de la sonrisa.
Ya algo entradas en años, siempre parecían unas niñas. Siempre enseñando la alegría a sus hijos y al que estuviera cerca. Me veo siendo un niño, intentando bailar con la mayor, prácticamente volando, e intentando llevarle el paso a aquel huracán.
Años después la menor me enseñó lo poco que se de la guitarra. Con una paciencia infinita, con un gran amor. Nota por nota y combatiendo el que es hasta hoy mi mayor obstáculo, el manejo de la fuerza en los dedos.
Era chévere: Una señora ecuatoriana, enseñándole a un adolescente colombiano a tocar Cielito Lindo, la canción mexicana por excelencia. (Gracias a lo que aprendí tocando Cielito Lindo, luego pude hasta tocar algunas canciones de Rock en Español, y hasta de Los Beatles, no sin dificultad, claro)
A esos recuerdos vuelvo continuamente: A una niñez intentando bailar o escuchando las espléndidas guitarras que tocaban Boleros, Rancheras y Bambucos... A unas clases de Guitarra mexicanísima con una Ecuatoriana...