miércoles, agosto 02, 2006

Un día muy especial

Mi regreso oficial al mundo universitario

El reloj me ha despertado a las 5:30 AM, pero me niego a levantarme. Sin embargo luego recuerdo cuantos años he soñado con este día y me pongo de pie.

¡Es cierto! Por fin es mi primer día como estudiante de periodismo. Estoy medio dormido, pero me levanto y me ducho. Mi tía, con un cariño inmenso está en pié antes que yo, pensando en mi desayuno. Sus 79 años son los más vitales que he visto. A todo instante está pendiente de su entorno. (Me sigue la corriente en muchas cosas)

Ahora, es tiempo de salir a explorar. Necesito encontrar la ruta de bus adecuada y mi primo César me ha dado algunas indicaciones útiles. No me toma mucho tiempo lograr esta primera pequeña meta del día.

Llego a mi destino y no puedo evitar sentirme un poco nervioso. Entro al edificio donde se encuentra el salón destinado para mi clase, y no tardo en ubicarlo. Al instante tomo asiento y me encuentro sentado con otras 25 personas, esperando el inicio de la clase.

Cuando Omar empieza a hablar, me río bastante, pues sin duda es un sujeto divertido. Nos cuenta muchas cosas sobre la "especialización en periodismo", sobre el oficio en si mismo y sobre la logística del curso.
Es nuestro turno de presentarnos.

La mayoría en el curso son mujeres. Hay personas de distintas profesiones y de varios sitios del país. Algunos ya tienen experiencia en la prensa, y otros al igual que yo, son novatos. Este es el primer momento que comparto con mi nueva micro sociedad.

(Mi psicóloga dice que este es el primer día del resto de mi vida, y creo que tiene razón. Que debo celebrar el inicio de esta nueva etapa. Aún no se como. Pero le estoy dando vueltas al asunto)

Mi teléfono celular (que esta en modo silencioso) empieza a vibrar antes de que se termine la clase. Los clientes ya despertaron, y el negocio que me da para estudiar también. Cuando salgo de la clase, al fin contesto el teléfono, y de repente vuelvo a mi rol de vendedor, que para ser sincero, también disfruto mucho.

Ahora debo recoger mi recibo de matrícula, y luego, buscar una ruta de bus que me lleva a la oficina desde este punto. Hoy, todo es aprendizaje y nuevos paisajes.

Salgo de la nueva universidad que me acoge, con algo de frío, y no puedo evitar echar una mirada al Cerro de Monserrate. Símbolo de esta ciudad que juega a ser cómplice de mi viejo sueño de ser periodista.

(Hoy ya mis clases terminaron y de neuvo tengo una gran incognita: ¿Qúé sigue?