martes, enero 31, 2006

Poesía 4

Soy esa sombra que queda sobre el mundo después de la tormenta.

Mis huellas son un halo de nostalgia que trasega entre las flores que ya fueron taladas. Por eso, cuando bebo de más, hay un espíritu converso que me cuenta historias que engullo sin mesura.

Las balsas que han aguardado mi llegada, no pasan de ser pequeñas hogueras inquisidoras que buscan a mis palabras. ¿Cuantas veces escapé de los tentáculos que mi tristeza ha extendido simulando caminos?

Ese ruido de fondo que me dicta que estoy vivo, ha logrado opacar cualquier grito desgarrador que pueda romper la hipnosis. Sin embargo... las noches de luces brillantes resucitan en mi mente preguntas sepultadas bajo lugares comunes, que a veces creo propios.

A veces, pesco rostros conocidos de entre las multitudes, sólo por el primario deseo de ver a través de sus ojos. Y cuando una nube apaga luna, el tacto me juega una mala pasada con las palabras perdidas que habitan las calles.

Por eso, mis dedos se desquitan contando leyendas que ni las estelas del camino pueden adivinar.

1 Comments:

Blogger Gema said...

Hola Raúl,
fantástico lo quehas escrito. Te he dejado un encarguito en mi blog.
Un abrazo

8:27 a. m.  

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