viernes, enero 06, 2006

Torremolinos

Popayán y su maravillosa bóveda celeste...

¡Solíamos trasnochar tanto! Sólo para charlar y reflexionar (Bueno, un poco de vino, cerveza o aguardiente, podrían ser compañeros ocasionales).

Nos gustaba caminar por la ciudad, planteándonos preguntas absurdas, burlándonos de nuestras vidas, pensando un poco... fingiendo que la noche no tendría fin.

La noche nos reservaba las rutas de la llamada "Ciudad Blanca". La panamericana y sus Rom-points, el parque del recuerdo, la avenida papal, el barrio Caldas... y claro algunos destinos más retirados como Torremolinos y su agradable terreno plano, que no presentaba ningún obstáculo a mi búsqueda ignorante de estrellas y planetas...

Las dos y las tres de la madrugada... El frío no importaba... La noche y la calle nos necesitaban afuera, no era nuestra culpa.

A veces creo que estoy en Catay (Esquina de mucho movimiento en Popayán cuyo nombre rinde homenaje a una traducción de poemas chinos que hizo el poeta Guillermo Valencia) sin rumbo, sin metas, sin pasado, simplemente charlando con ese par de viejos amigos acerca de por qué existimos, y como asumirlo...

Y claro, en sueños, vuelvo a Torremolinos, a buscar las estrellas que no encontré esa noche...