viernes, mayo 26, 2006

Poesía 6

El sol va entregando su enseñanza por el asfalto, y hay aprendices precoces en su ruta.

Una voz monótona y viajera se oye lejana desde mi esquina, pero es música.

El vacío que deja la velocidad a su paso, es el hogar que puedo ofrecerle a mis amigos. Y los cielos color vainilla son mi manto.

Hoy me saldré de mí para observarme con el mismo rigor con que me baño de luna. Solo que seré un poco permisivo en memoria de mis llantos. Y de mi ausencia de metáforas.

(Todas las tensiones que recogí en el alba están regadas por la ruta, las huellas de mis visiones se confunden con las de mis pasos)

(Mis pies se doblaron por el peso de tus lágrimas sobre mi espalda y mis manos se rompieron para unirse a sus obras. Por eso ella me duele en cada región del paisaje y en todas las quemaduras de mi piel)

La brisa de la noche me acuchilla. Y tú con ella.