martes, marzo 21, 2006

Poesía 3

Las miradas que no se cruzan...

En el mar de las cruces que han caído sobre espaldas bondadosas, hay una clave que pretende desnudar la belleza de los montes. Si en las praderas se cruzaran más miradas que en los borbotones de personas, seguro se verían las tristezas sin necesidad de suspicacias.

El apuntador pretende ignorar las crónicas que revelan lo innombrable, pero hay un fantasma que le mueve a registrar los tropiezos y las lágrimas. ¿Cómo podrá una ruta interminable, ser la senda de aquel que sólo busca una respuesta?

Y esos ojos que se pierden en veloces altercados, iluminan un acantilado de nubes que podría pasar desapercibido. Es el pago de una vieja deuda sideral con los desafiantes que moran en las rutas de los andes.

¿A quién acompañan esos sonidos confusos que reinan en las tapias derribadas del oriente de esta tierra? ¿A quién temen los señores que alardean de ayudantes de la máscara anodina y del poder imperceptible?

Mientras unos lucimos blindados ante la cascada de acontecimientos que imputan soledades, otros retan con arrogancia a las severidades, sin temor a la sentencia.

Pero sólo quien examina la impotencia de las tropas escindidas por el fragor de lo inconmensurable, dará respuesta a la aparente imbatibilidad de quienes callan.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me encantó, y esta última parte transmite una gran fuerza:

"Mientras unos lucimos blindados ante la cascada de acontecimientos que imputan soledades, otros retan con arrogancia a las severidades, sin temor a la sentencia.

Pero sólo quien examina la impotencia de las tropas escindidas por el fragor de lo inconmensurable, dará respuesta a la aparente imbatibilidad de quienes callan."

Un abrazo

4:39 a. m.  

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