lunes, octubre 24, 2005

Imués

Un paseo por las montañas, a lomo de una caprichosa yegua, es un recuerdo que vuelve a mí constantemente

Un amigo... Con un antiguo revolver clásico... descargado, claro. Parece un legionario.

Las montañas son preciosas, el día es de lluvia. El camino es un gran pantano largo, el cielo es gris, y el verdor de la hierba, resalta aún más en este paisaje.

Mi amigo, se siente todo un colonizador buscando nuevos parajes, vamos rumbo al pueblo. Hemos abandonado su finca por unas horas para ir al pueblo, a buscar un teléfono...

Nunca he montado a caballo... Y hacerlo por un camino empantanado, no es precisamente el inicio más pedagógico. La yegua se ha detenido a pastar en una ladera bastante empinada. No importa. Soy valiente, pienso, mientras me tiemblan las piernas.

La lluvia me ha empapado, el frío ha invadido mi mente, y es la única idea que la ronda.

Diez años de ese día. El gran científico de siempre, fiel a la Catalunya de su abuelo, convertido en un conquistador extemporáneo. Su cobarde cómplice, se divierte con la escena.

Cómo prueba, una vieja foto instantánea de ese par de viejos amigos.