jueves, octubre 13, 2005

Micro-clase de Piano

"Hay tanta belleza" (American Beauty)

"Entonces, siéntate derecho, y acércate más al piano, presionas primero aquí, y luego allá. Esta vez yo te acompaño..."

El piano está casi sólo en una habitación mediana. Sólo se ven unas partituras en el piso, y una que otra carpeta apoyada contra la pared. Hay un ventanal que permite una iluminación perfecta.

Después de una charla de una hora, recorriendo temas difíciles y bellos, enseñanzas y traumas, no quiero pensar. Sólo quiero existir, sin mayores agitaciones.

Y ahí está el piano. Me pide que le arranque un sonido. Ella está de acuerdo. Es una perfecta cómplice.

Sentado frente a ese Piano, no puede evitar recordar aquel día en Popayán, jugando a ser pianista con la complicidad de una vieja amiga. Tratando de trasladar al piano, mis escasos conocimientos de guitarra.

Dos veces frente al piano, con las más inesperadas maestras, en dos sitios tan diferentes...

Y entonces pienso en la escena de American Beauty: En ese chico que habla de una bolsa con la que el viento juega en una calle desierta, y que el antes ha filmado.

Él me recuerda un poco a mí, frente al piano. Siempre buscando la belleza en lo simple (y hasta en lo torpe), siempre.